Contrariando el saber popular de las gentes - “de España ni buen viento ni buen casamiento” - al final de 3 años regresé a Portugal con el master, pero también casado. No sé si por efecto del viento sigo casado al final de 32 años y pensando que hubiera sido de mi vida si no hubiese ido al IAMZ en el año de 1984?
Con la presunción portuguesa de que entendemos y hablamos español, nos enfrentábamos en los primeros días con noticias en periódicos sobre presuntos violadores, a narrativas con insospechadas puñetas o a comidas exquisitas que de raro no tenían nada, bien antes, al contrario. En la residencia de Aula Dei mientras la inefable Pilar nos preparaba la cena, convivíamos en primera persona con nombres que hasta entonces solo conocíamos de los libros y venerábamos exageradamente, cuales principiantes de la investigación. Los chicos (algún miércoles por la tarde) conducidos en silencio por el hermano Angel, teníamos el privilegio de convivir con Francisco Goya en la casa de nuestros vecinos de la Cartuja de Aula Dei. ¡Pero bien! No todo era ciencia, estudios o meditación. Entrabamos en el Tubo para un Zurracapote y en el Plata (que lo conocimos en su más pura versión con sesión doble, matinée y soirée) alguno de nosotros fue invitado por Mary de Lis a subir al escenario para tocar el conejito. En la Pianola donde ensayábamos la voz, continuábamos por Zumalacárregui o en el Malvaloca donde entre rumbas y chachachá salíamos para terminar en la Venta del Conde entre chuletillas de ternasco y longaniza.
Y otras cosas más que la prudencia aconseja a no contar…
Alfredo Teixeira
(Master Producción Animal 1985/1986)
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